Hace unas diez horas que hemos iniciado un año nuevo. Si lo pensáis, entre ayer y hoy solo media una hora crítica -las doce de la noche- a la que hemos ido impregnando, año tras año, siglo tras siglo, de la "mística" necesaria para reilusionarnos y confiar en que un Tiempo Nuevo es posible. Y eso es suficiente para estar de celebración, a pesar de que ese gesto tenga también adherencias consumistas y de otra índole nada halagüeña.
Un niño de dos años da de comer a su madre discapacitada.
Cuando uno mira una foto como la que copio arriba siempre le entran unas sinceras y enormes ganas de creer en las personas porque son realmente quienes nos salvan. Por ello, dejar que levante mi copa, en este inicio de año, por las personas, por las redes de apoyo y solidaridad que somos capaces de tejer y porque eso nos trasciende y le da sentido a nuestra vida.
Feliz año 2.015, porque realmente un Tiempo Nuevo es posible y porque construirlo está en nuestras manos.
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