Recientemente el Papa Francisco ha dicho a los niños y jóvenes filipinos que le escuchaban en una de sus alocuciones públicas en su país: "Al mundo de hoy le falta llorar, lloran los marginados, lloran los que
son dejados de lado, lloran los despreciados, pero aquellos que llevamos
una vida más o menos sin necesidades no sabemos llorar".
Madre e hijo tras el Tifon Haiyan
Yo
creo que llorar descarga de dolor y de pena nuestro corazón y, en ese
sentido, es algo que conviene a nuestro ánimo pero hemos de ser
cuidadosos cuando se trata del llanto de los niños. Antes de ponerles en la necesidad
de ese alivio hemos de procurar su sonrisa.
- ¡Ya tendrán ocasiones para
llorar!, dicen algunos.
- Nada puede justificar el llanto de un niño -aseguran otros- y de producirse hay que procurar su pronto consuelo.
Filipinas renace tras el Tifón Haiyan (El País)
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